sábado, 13 de noviembre de 2010

Algún día tenía que pasar


Ayer había quedado pronto, para tomar unas cervecillas tranquilamente e ir pronto a casa. Y casi todo lo cumplí. Casi todo.

Y se convirtió en un magnífico día raro. Era el típico día de me voy a poner ciego súper rápido, y se puso raro.

Llevaba en el cuerpo tres jarras, un tercio y como mínimo la mitad de una de las grandes del perro. Creo recordar, pero no me hagáis mucho caso.

La cosa está en que, saliendo del perro pensando en irme ya, se me ocurrió la magnífica idea de ponerme el gorro de Ana cubriéndome toda la cabeza, e ir en plan no veo nada, tocando a todas las mujeres la cabeza (y cuando digo cabeza, quiero decir cabeza, que no iba tan ciego como para querer morir, y se que pensaríais otra cosas), mientras otro me guiaba.

Todo marchaba normalmente para la gilipollez que estaba haciendo, algunas se reían (de mi por supuesto), otras se quedaban pilladas, y otras se enfadaban o huían. Lo normal.
Pero llegando a Plaza Einstein, llego la reacción extraña, y es que una me agarro del brazo y me mordió la mano. Resulto ser la archi-enemiga de Ana, pero eso es lo de menos. Quien coño hace eso?! He de reconocer que en el momento me empalmé. Inevitable. Además cuando la vi llevarse mi mano a la boca pensaba que la iba a lamer, pero bueno.

Pero después tuve la ya increíble ocurrencia de decir, "bueno, voy a ver que pasa si cruzo la calle fingiendo que no veo". Y ahí estuvo el error de la noche. Miré que no me fueran a pillar (porque ya lo he dicho, no pretendía morir ayer) y tire haciendo aspavientos de intentar tocar algo, y había un semáforo en rojo, con una cola de coches.

Así que cuando llegué a ella, fui apoyándome en los coches. Quiero insistir en que para nada los golpeé porque ni siquiera me apoyaba del todo en ellos. Simplemente los iba tocando. Pues cuando llegué a la acera, sin previo aviso, un tío me dio una ostia que caí al suelo, dijo algo, y se fue. Me tocó los cojones, ahora me duelen las rodillas, porque es con lo que caí, pero más me duele en el alma, porque si llega a quedarse no se si le gano, porque no le vi, pero un par de ostias se lleva como dios manda, porque no quería morir, pero para pelearme siempre estoy dispuesto.

Me jode, pero fue una tarde-noche completa. Decir que cogí el autobús de las 9:40, lo que quiere decir que esto no pasó a altas horas de la madrugada. No necesito que sea tarde para meterme en cosas raras.

Bueno, os he dado la lata bastante, hoy no es algo raruno lo que escribo, pero es real, que mola más.

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