miércoles, 31 de agosto de 2011

Digo yo que...


Volver a las viejas costumbres. Voy a meterme en mi cueva, y esperar a que todo vaya a mejor. Que esta mañana daba sensación de frío. A la cama. No me gusta que me lean. Parecía que antes todo iba bien.



Por último, quería decir,
que ese artistilla conocido como Pitbull,
debe tener un grave problema de autoestima,
porque si no,
no hay manera de explicarse sus letras.

martes, 30 de agosto de 2011

Insustancial.


Resulta que el chico le tenía miedo a las mamadas.

sábado, 27 de agosto de 2011

Poema nº Z


Tenía un banjo.
Simplemente tenía un banjo.
No sabía tocar el banjo.
Pero tenía un banjo.
Y era sureño.
Un sureño con un banjo.
Casualidades de la vida.

jueves, 25 de agosto de 2011

Empalado por el sistema social.


Chris era un chaval normal, pero usaba gafas. Unas gafas enormes. Y vivía en Texas. Y no tenía sombrero, de modo que, además de estar desprotegido de los rayos del sol y las cagadas de los pájaros texanos, recibía burlas por todos sus compañeros montados a caballo.

Iba a la escuela, y desde sus espléndidas monturas sus compañeros le lanzaban cosas (todo tipo de cosas, desde cabezas de cerdo a colillas apagadas) hacia su desprotegida cabeza. Chris, al que a partir de ahora llamaremos John también contaba con un maravilloso corcel, pero ya era el objetivo de los demás, así que lo mismo habría dado que fuera a pie.

El caso es que pasados los años, le salieron granos, lo que tampoco viene a cuento, pero hay una cosa que si es importante, se compró un buen par de pistolas. Y de este modo, influenciado por las canciones de los Jonas Brothers, cierto día se armo de valor (y de las pistolas), y fue al colegio a matar a todos sus compañeros y profesores. Lo consiguió. Aunque se le manchó el caballo de sangre.

Como no dejó supervivientes, ahora John es una mujer libre, ya que se mudó a Europa para cambiarse de sexo. En estos momentos Johnina vive en Francia y esta felizmente casada con un Italiano que le compra un montón de preciosas pamelas.

miércoles, 24 de agosto de 2011

El Sandwich subnormal.


Se dio la vuelta, y volvió a sudar. Se destapó de un tirón, ya que las sábanas se habían quedado atrapadas bajo su cuerpo, y en pocos segundos el frío se apoderó de él. Era horrible, y no podía dejar de pensar en ese pobre sandwich subnormal.

Conseguía dormir a breves intervalos de tiempo, y cada vez que caía en brazos de Morfeo deseaba no haberlo echo, pues terribles sueños le atenazaban. De repente muchas cosas se pasaban por su cabeza, y veía un abismo de piruletas bajo sus pies, y él odiaba los dulces.

Al fin reunió fuerzas para levantarse a tomar una pastilla, y al poco rato consiguió conciliar un tranquilo sueño forzado por el analgésico que no duró demasiado, pues se hizo de día.

FIN

martes, 23 de agosto de 2011

Seco...






Podemos decir que sin exageración
era algo extraordinario,
la enfermera que cuidaba al bueno de Don
Andrés Octogenario.
El abuelo que enfrentaba con resquemor,
perspectivas eternas
en lugar de rezar miraba con fervor
sus magníficas piernas.

"Para siempre esta vez,"-dijo- "me
voy a echar en brazos de Morfeo,
ya no te veré más, no me
puedes negar mi último deseo:"
Con un hilo de voz, el enfermo expresó,
su voluntad postrera
no diremos cuál fue, sólo que ella accedió,
¡bravo por la enfermera...!

Y fue al desabrocharse ella el quinto botón
de los seis de la bata,
que por la enfermedad, o bien por la emoción,
él estiró la pata...
Pero lo grave estuvo, en que estiró algo más.
Y un algo tan notorio
que los deudos al verlo exclamaron: ¡jamás!,
¡jamás iremos al velorio!.

Y al entierro tampoco porque al ataúd
no habrá quien le eche el cierre,
irse a morir así, en plena senectud
y Andrés erre que erre.

Nadie fue al funeral,
nadie llevo una flor, nadie fue al cementerio
y hasta escandalizó al mismo enterrador,
que dijo: "Esto no es serio..."

Y al pobre Don Andrés lo enterraron muy mal,
entreabierta la caja
la muerte lo abrazaba de un modo especial,
lo que tampoco es paja...



Estoy seco, falto de imaginación,
y de cosas que hacer.
Cosas que probablemente vayan de la mano.

lunes, 22 de agosto de 2011

No me pidas explicaciones.


Ayer llovió, y hoy el cielo vuelve a ser azul. Y eso está bien. Si no fuera por este agobiante calor, saldría a la calle a mirarlo.

Lo que necesitamos en este país es un palo. Con un palo lo arreglaríamos todos.

sábado, 20 de agosto de 2011

Duda, o no dudes.



Coge aire, y sumérgete. Siente todo fluir. Aguanta hasta que sientas que tus pulmones van a explotar. Disfruta de la suavidad del agua meciéndote. Deja que tu mente flote, no la fuerces. Y cuando salgas, no tengas prisa por respirar. Dale tiempo, lo disfrutarás más.

Siempre me ha gustado jugar con la emoción. Esperar interminablemente para abrir mis regalos preferidos, dejar largos silencios en los momentos de tensión, deshuesar tranquilamente ese suculento trozo de carne.

En fin, vive tranquilo, no te extreses por cosas que no lo merecen, y deja el tiempo correr lentamente.

Pero tampoco me hagas mucho caso, pues suelo errar en mis decisiones.

jueves, 18 de agosto de 2011

Herramientas.


Totalmente bipolar.
Así soy.
Pero algún día, cuando mate a alguien con una pala, podré decir que no fui yo.
Que fuiste tú, refiriéndome a mi, bestia inmunda y bastarda que habitas en mi interior.


P.D.: Una escardilla, azada o hacha me parecen buenas herramientas también.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Fucked up.

El monstruo come sueños se ha apoderado demasiadas noches de mi cabeza este verano. Yo siempre he tenido facilidad para recordar mis sueños, que habitualmente eran bastante bonitos, pero este verano, por razones, no puedo. Mis noches se bañan en sudor y, cuando despierto, no puedo recordar nada.

Me estoy pasando.

Debo recuperar el control.

domingo, 14 de agosto de 2011

Stephen Hawking.


Después de tantos años, por fin descubrieron lo que realmente le pasaba a su hijo, aunque ya habían asumido que era imbécil y punto. La respuesta llegó después de que este cayera de cabeza desde su cama (que era una litera), y ante la preocupación de sus padres, no tuvo mas remedio que ceder e ir al hospital, y fue después de la radiografía de su cabeza cuando se descubrió la cosa.

El pobre tenía un castor iraní alojado en el lado izquierdo del cerebro, que le impedía pensar con claridad, y desde el 96 le manejaba desde la sombra (porque al cerebro no llega el sol) . De ahí esa fea manía de ir mordisqueando las patas de las mesas y sillas de casa, y otras que no contaremos para preservar algo de la intimidad de este pobre chico.

El caso es que el castor había llegado a su cabeza un año antes del mencionado en el párrafo anterior, huyendo de su Irán natal, ya que se estaba llevando a cabo una limpieza de esta especie por la superpoblación que habían alcanzado. Si algún día vais a Irán, veréis como todo esta lleno de presas de echas a base de ramas, y eso que no hay muchos ríos que digamos.

El caso es que se lo extrajeron, y aunque ahora el chico está en silla de ruedas y habla con un ordenador, es uno de los científicos con más reputación del mundo, y además tiene de mascota un castor iraní tela de listo.

sábado, 13 de agosto de 2011

No.

Para nada.
Déjales con sus prisas.
Son grises, no saben ser felices.
Algún día lo entenderán.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Caseta de alta tensión.


Compartiendo unas cervezas conmigo mismo, se va haciendo de noche, y poco a poco el frío y la oscuridad van ocupando todo el espacio. Es increíble la magnitud del cielo cuando te alejas de las ciudades. Se puede observar como poco a poco van a pareciendo, una a una, todas las estrellas.

Simplemente me quedo tumbado, dándome tiempo, sin esperar nada, disfrutando de esos segundos que perezosos hacen avanzar la noche. Cuando, de repente, en uno de los "extremos" del cielo, aparece, una estrella fugaz. Y solo puedo pedirle un deseo, y es que alguien más la haya visto, porque algo así debe ser compartido, aunque haga años que me veo privado de ese placer. Porque escrutar el cielo es una tarea demasiado ardua para realizarla sin ti.

Así que paso la noche, tirando una y otra vez de la anilla de esa lata, bebiéndomela, soñando despierto, girándola buscando una letra y deseando una y otra vez lo mismo, hasta que el sueño se apodera de mi. Mañana despertaré, y tendré que esforzarme para recordar que hago tumbado sobre este techo de hormigón perteneciente a una de esas casetas de alta tensión. Pero eso será mañana.

viernes, 5 de agosto de 2011

No te toques.


Me he cansado de escribir las cosas que escribí en el pueblo, porque son productos del enajenamiento producido por la soledad y otras cosas. Cosa que no hace que las sintiese menos, pero ahora no vienen a cuento, y me resulta incluso algo vergonzoso escribirlas.

Así que resumo: Me he tirado 15 días sin tener contacto con personas de mi edad, pasando el tiempo subiendo cuestas y disfrutando algo del viento y del fresco, y tomando alguna cerveza. Me he comido bastante la cabeza con los temas de siempre. Ya está.

Y nunca olvidéis, que las hormigas aladas son cotillas y violentas.

martes, 2 de agosto de 2011

Ahí en lo alto 2.


La gente dice que sopla norte. Yo solo entiendo de dos tipos de vientos, el frío, y el frío de cojones. Pero algo debo tener de por aquí, pues este echo me afecta menos que a los demás, y un par de baños al día no me los quita nadie.

Lo que pasa es que da la sensación de que el sol se ha olvidado de calentar. Y aunque el frío no me mate como mata a otros, echo de menos ese picor en la piel, notar en el tacto que hay luz, sentir algo de calidez.

lunes, 1 de agosto de 2011

Ahí en lo alto.



He pasado toda la noche esperándote, sin saber a ciencia cierta cuando ibas a volver, y tenía frío. No se si serán las sustancias, o algo dentro de mi, pero no me ha importado estar aquí, y mañana me marcho. Me marcho. Me marcho. Y quiero verte una vez más. Tú ni siquiera te darás cuenta de mi presencia, me atrevo a especular, ya que esto resulta un tanto extraño incluso para mi. Solo quería una sonrisa. Esa sonrisa que me devuelve la vida, y que luego me destroza por dentro. Quiero que me vuelvas a dar tu sonrisa. Que no la escondas. Odio que cualquier persona esconda la sonrisa, y tú especialmente. Porque aquí no tengo nada más. Y tengo frío, y no llegas, y tampoco quiero dormir, ya que se que no estás durmiendo, estás dándoles a otras persona tu sonrisa (y probablemente algo más), y me jode. Y me duermo. En el frío, y enfermo. Pero cuando llegas despierto, pero solo soy capaz de ver tu pelo entrando en tu casa. Y me voy. Y quiero volverte a ver.


(Estas entradas no se corresponden al momento actual de mi vida,
han sido escritas en el transcurso de mi estancia en otro lugar,
así que si os queréis sentir identificados, o algo,
es vuestro problema.)