lunes, 4 de julio de 2011

El mono vengador.


Los niños no callaban, y sus gritos eran horribles para los oídos de la gente que trataba de dormir.

Pero entonces llegó la mujer del acento argentino, y con tranquilidad y buenas palabras les hizo callar y consiguió que no rechistasen para irse a la cama. Todo parecía marchar bien.

Mas tamaña equivocación, pues entraron en escena dos hombres tratando de demostrar su dominio del mundo discutiendo a exacerbado volumen sobre fútbol u otro tema sin mayor importancia, volviendo a sobre-excitar a los jóvenes, que empezaron a llorar al ver sus tímpanos castigados ante tal despropósito de conversación.

La mujer del acento argentino trató de calmar a ambos bandos, pero los hombres que creen ser duros son mucho más difíciles de controlar, sobre todo si no dispones de un gran pene con el que hacerlos sentir inferiores, así que la situación se volvió insostenible, como insostenible es (desde el punto de vista de la lógica) lo que pasó a continuación.

Un mono tití a escala 20:1 y con sombrero apareció en el patio, y con sus dedos índice y anular metidos en los orificios nasales de los maromos desfiguró sus ya de por si no muy agraciadas caras. Luego les retiró el don de la palabra, y posteriormente se despidió cordialmente de la mujer de acento argentino y de los niños, ofreciéndoles a estos últimos un delicioso caramelo.

2 comentarios:

  1. Claramente, me ha recordado, al capítulo de la Universidad de Marte, de Futurama. El monillo ese.

    Y el acento argentino... me gusta, los primeros 5 minutos, luego, prefiero que se callen. Me empalaga. Y mucho.

    :) Gran entrada

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  2. Nunca sabes cuando un mono tití puede joderte la vida.

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