domingo, 2 de octubre de 2011

Cernícalo.


Fue a subirse al caballo, pero como iba borracho, dio de bruces contra el duro suelo. A la segunda, tuvo más suerte, y consiguió mantener el equilibrio allí arriba. Entonces se dio cuenta de que llevaba media hora tratando de subirse al filete que había comprado para cenar. Esto no pasaría si pudiera fumar dentro del local, pero las leyes también llegan al lejano oeste. Así que se guardó el suculento y lleno de tierra trozo de carne en el bolsillo y echó a andar, pues no se acordaba de donde tenía el caballo, y de cualquier modo no se encontraba en condiciones de conducir.

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