domingo, 1 de enero de 2012

Sordo.




El seto tenía un hueco, por el que pasábamos en ambos sentidos.

Era la puerta de la felicidad.

El momento de cruzar, de que alguien cruzara, era el más esperado, pero con el paso del tiempo, ese hueco se cerró. Ese hueco representaba una relación, una relación que ha muerto, que ha sido cerrada por el olvido, y para reabrirla, haría falta, al menos, una moto-sierra hipotética. Y no la tengo.

Ahora, el viento me congela las manos y derrama la espuma de esta cerveza, y duele.

-Sordo-

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