sábado, 19 de junio de 2010

Solo



Llevo unas semanas sin embriagarme, y aunque no resulta tan duro en el plano físico como podría parecer, y es agradable llegar al lunes con algo de dinero en los bolsillos, mentalmente es una maldición.

Ser consciente de lo que pasa a tu alrededor, volver a sentir la verguenza, todo es mucho mas dificil. No quiero resultar malinterpretado, poniendo el alcohol como solución a unos problemas posiblemente nimios comparados con lo que acontece, pero si bien no te alluda a acabar con ellos, lo que si hace es liberarte temporalmente de ellos.

Aller en el perro, rodeado de gente que conocía y a la que probablemente resulto simpático (nunca se puede estar seguro, pues la sinceridad es cosa de otro tiempo) y que me daba conversación, me senti terriblemente solo, solo como pocas veces me había sentido, y necesité escapar de ahí. Cuando no me puedo evadir etílicamente lo hago directa y fisicamente.

Resultaba un sentimiento de ser el único que no entraba en el juego, de ser el último elegido a la hora de formar equipos. Y es asqueroso, porque se que es mi culpa.

Ahí me quedo, y para colmo no se que hacer con ello.

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