jueves, 6 de octubre de 2011

Puedes ir pidiendo la baja, hijo de la gran puta.


Le habían puteado, le habían puteado, le habían puteado como nunca. Y eso no iba a quedar así. Lo que a priori debía ser algo fácil de sobrellevar, incluso agradable, se convirtió de la noche a la mañana en un infierno para el y para Gustavo, Gus para los amigos, que le gustase o no iba a ir con el.

Y así, mientras cabalgaba por los páramos tocando el bajo con una brizna de alguna hierba en la boca, camino a su horrible tarea, no podía sino pensar en el horrible futuro que le esperaba a su contratador. Pensaba en las magníficas acciones que emprendería el pistolero negro en su lugar, y su alegría se transformaba en erección para tornar mas tarde en ganas de cagar.

"Me han jodido bien", pensaba. Pero no iba a quedar así. Y de ese modo al llegar al pueblo, se fue al prostíbulo, y allí lo encontró. Y allí lo dejo, con el gaznate abierto. Ya había matado al malo, ahora podría ir a por la chica.


Y de este modo, he escrito mi entrada Nº 400.

No hay comentarios:

Publicar un comentario